Introducción

Con frecuencia se suele afirmar, y no es una exageración ([And94]), que el punto más débil de cualquier sistema informático son las personas relacionadas en mayor o menor medida con él; desde un administrador sin una preparación adecuada o sin la suficiente experiencia, hasta un guardia de seguridad que ni siquiera tiene acceso lógico al sistema, pero que deja acceder a todo el mundo a la sala de operaciones, pasando por supuesto por la gran mayoría de usuarios, que no suelen conscientes de que la seguridad también les concierne a ellos. Frente a cada uno de estos grupos (administradores, usuarios y personal externo al sistema) un potencial atacante va a comportarse de una forma determinada para conseguir lograr sus objetivos, y sobre cada uno de ellos ha de aplicarse una política de seguridad diferente: obviamente podemos exigir a un administrador de sistemas unos conocimientos más o menos profundos de temas relacionados con la seguridad informática, pero esos conocimientos han de ser diferentes para el guardia de seguridad (sus conocimientos serían referentes a la seguridad física del entorno), y se convierten en simples nociones básicas si se trata de un usuario medio.

Hasta ahora hemos hablado de posibles ataques relacionados con el personal de un sistema informático; sin embargo, existen otras amenazas a la seguridad provenientes de ese personal que no son necesariamente ataques en un sentido estricto de la palabra; en muchos casos no son intencionados, se podrían catalogar como accidentes, pero el que la amenaza no sea intencionada no implica que no se deba evitar: decir `no lo hice a propósito' no va ayudar para nada a recuperar unos datos perdidos. En una sala de operaciones, las personas realizan acciones sobre los sistemas basándose - en muchos casos - únicamente en su apreciación personal de lo que está sucediendo; en esas circunstancias, dichas acciones pueden ser sorprendentes y devastadoras, incluso si provienen de los mejores y más cuidadosos administradores ([CoIST99]).
© 2002 Antonio Villalón Huerta