Aunque en el lenguaje corriente solemos decir que estamos editando un ``fichero'', lo cierto es que lo que es objeto de edición es siempre un buffer, entendiendo por tal una zona de memoria en la que se encuentra el texto objeto de nuestra edición. Un fichero, por el contrario es un conjunto de datos almacenados en el disco (o en algún soporte similar). Por lo tanto los ficheros son estables e inmodificables, aunque podemos borrarlos y crear otro fichero con el mismo nombre y distinto contenido. Un buffer, por el contrario, se encuentra en la memoria RAM, es volátil y esencialmente modificable.
Cuando editamos un fichero lo que hacemos es copiar su contenido a una zona de memoria (un buffer), y durante la edición lo que modificamos es esa zona de memoria. El fichero como tal permanece inalterado hasta que explícitamente demos la orden de grabar en disco las modificaciones, momento en el que se borra el fichero original y se escribe otro con el mismo nombre y con el contenido del buffer. Este momento es, por lo tanto, muy peligroso, pues si se cortara el suministro eléctrico en el momento en el que ya se ha borrado la versión anterior pero aun no se ha grabado la nueva, perderíamos el fichero original y sus cambios.
Vim es de los pocos editores que es consciente de ese peligro y ofrece una opción para evitarlo. Se trata de la opción ``writebackup''. Cuando se activa, al ir a guardar las modificaciones, en lugar de borrar el fichero original, lo que se hace es cambiarle el nombre, luego se graba la nueva versión y, si todo ha ido bien, se borra la versión original.